Al final de una vida muy trabajosa, Su Tung-po, político eminente, compuso el siguiente y significativo poema.
Cuando en una familia nace un niño
se desea sobre todo que sea inteligente.
Yo mismo con mi inteligencia
he destrozado toda mi vida.
Por eso deseo que este niño
sea lo más tonto e ignorante posible.
¡Así podrá coronar su vida tranquilamente
en puesto de primer ministro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario